El acero de Damasco

También llamado <<acero damasquino>>, se empleaba en la fabricación de espadas que fueron legendarias por su dureza y su filo.

Se dice que las primeras descripciones de las hojas de Damasco se remontan al año 540, pero que se usan desde tiempos de <<Alejandro Magno>>, 323 a. C. El nombre aceros de Damasco les viene no de su lugar de origen sino del lugar donde los europeos las descubrieron en las cruzadas.

La leyenda nos cuenta que en el siglo XII en Palestina, se encontró Ricardo Corazón de León y su acérrimo enemigo el sultán Saladino. Los dos querían demostrar las cualidades de sus espadas para demostrar cuál era más poderosa. Ricardo agarró su tosca y pesada espada, y golpeó sobre una maza de acero que saltó por los aires hecha pedazos. Saladino, sin embargo, lo hizo de una manera más sutil, colocando su espada sobre un cojín, sin apenas esfuerzo la cortó como si se tratase de mantequilla; una vez terminada esta demostración, arrojó un velo al aire y cuando éste flotaba, lo cortó suavemente con su espada. Ricardo y sus acompañantes se quedaron sorprendidos y con mirada incrédula.

En estos tiempos de las cruzadas estas espadas se convirtieron en legendarias, y en Europa se intentó descubrir cuál era el secreto de su construcción. Así, por ejemplo, <<Averroes>>, filosofo y médico andalusí del siglo XII, afirmaba que los herreros de Córdoba extraían ese metal de <<una piedra caída del cielo cerca de la ciudad>>; es decir, <<un meteorito>>. Pero esto no hacía más que inundar de escepticismo a esta idea, debido a que debía ser una piedra de dimensiones colosales, para poder obtener de ella todo tipo de utensilios y herramientas.

En cuanto a su elaboración, nadie sabe a ciencia cierta la técnica exacta. Un estudio realizado en la Universidad de Dresde, Alemania, en el cual se utilizaron rayos X y microscopio electrónico, ha dejado sorprendida a la comunidad científica al demostrar que, efectivamente, el acero de Damasco presenta nanotubos de carbono y otras nano-estructuras en su composición. Hoy en día estas particularidades en aleaciones y compuestos modernos son producidas industrialmente mediante la utilización de complejas técnicas desprendidas de la industria aeroespacial.

Lo que parece que se sabe con seguridad, que la técnica se originó en la India, entre el siglo III y el I antes de nuestra era. Dicha técnica fue la primera en refinar una aleación utilizando un catalizador para remover las impurezas. Consistía, tras obtener un acero rico en carbono, en refinarlo utilizando un vidrio especial el cual elevaba a la superficie de la masa en caliente las impurezas, dejando en el centro un acero mucho más puro. La técnica iría viajando con los mercaderes y las tribus que, a causa de las guerras, eran desplazadas hacia el oeste. Una vez en Medio Oriente, alrededor del siglo IX d.C., la técnica sería refinada y mejorada gracias a los extensos conocimientos en metalurgia de la región, dando como resultado el mejor acero para espadas de la historia.

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