Diego Corrientes

Fue un bandolero español, nacido en Utrera, provincia de Sevilla, a mediados del siglo XVII, que se convirtió en leyenda popular, ya que repartía todo lo que robaba a la gente pudiente, entre los mas pobres. Era cuatrero, robaba ganado en las grandes fincas, y lo conducía a Portugal o a otros lugares, en donde lo vendía.

Rápidamente ganó fama, y esto hizo que el rey Carlos III, ordenase al Juez Francisco de Bruna su captura en 1870, ofreciendo cien monedas de oro por la entrega de su cuerpo vivo o muerto. Se cuentan numerosas anécdotas sobre este bandolero, cuyo juego era burlarse de su máximo perseguidor, Francisco de Bruna, a quien se lo encontró en alguna ocasión en los caminos, obligándole a atarle los cordones de los zapatos. Incluso en cierta ocasión, se personó en el despacho del juez, y le dijo: <<¿Es verdad que ofrecen tal cantidad de dinero por Diego Corrientes?>>, y tras confirmárselo el juez, le sacó un trabuco y le dijo:<<Pues entrégame ese dinero que yo soy Diego Corrientes>>.

Finalmente fue apresado, y aunque no se le pudo demostrar ni una sola muerte, fue ejecutado en Olivenza en 1781, tras su muerte, fue descuartizado, y sus miembros y cabeza expuestos en los cruces de caminos, para de esta manera mandar un mensaje a aquellos bandoleros que andaban sueltos, de que acabarían de esa manera si se enfrentaban con la justicia.

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