El periodista y poeta Emilio Carrere, entró a trabajar en el tribunal de cuentas de la Villa de Madrid durante su juventud. A Carrere nunca le gustó ese trabajo por lo que le llevó a ser impuntual a la hora de entrar en el trabajo.
En cierta ocasión fue llamado al despacho de su jefe inmediato que le dijo:<<Mire usted, Carrere, con esa manía de retrasarse, va a llegar un momento en el que se presentará usted todos los días al día siguiente>>.
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